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El ruiseñor y la rosa es un relato corto en el que Oscar Wilde nos transmite perfectamente, en tan solo 9 páginas (en mi edición), las diferencias entre el amor platónico, el amor incondicional y el amor materialista.
Los protagonistas principales son un ruiseñor y un estudiante (y filósofo!).
El relato nos explica cómo el estudiante manifiesta su amor por una mujer. El estudiante revela triste, cómo la mujer le ha prometido bailar con él una noche a cambio de una rosa roja... que no tiene forma de conseguir.
Desde este momento el ruiseñor hace lo imposible por conseguir esta rosa roja para el joven, hasta el punto de sacrificar su vida para obtenerla.
“La muerte es un alto precio por una rosa roja - exclamó el ruiseñor - , y todo el mundo ama la vida [...] Sin embargo, el amor es mejor que la vida, y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?”
Cuando el joven, contento con su rosa roja, la ofrece a la mujer de la que está enamorado, la mujer no le corresponde y descarta la relación con el joven, porque llegó previamente otro enamorado con mejores “ofrendas”.
Inmediatamente, el joven vuelve a casa con una rosa más... pero sin mujer y sin ruiseñor. El amor platónico que sentía por la mujer queda en un segundo plano ya, viendose rechazado...
Este relato tan corto ha conseguido darme mucho que pensar.
El autor ha reflejado de una forma muy clara diferentes estados de un sentimiento tan complejo...
Por supuesto, la muerte del ruiseñor es un gran palo que asimilar.
Y por eso mismo creo que el autor consigue así resaltar más aún que los amores platónicos y materiales son caprichosos y peligrosos. Mientras que el amor incondicional y puro es el más doloroso y sacrificado.
Hay todavía una frase a la que sigo dando vueltas y creo que puede tener algo oculto que aún no sé interpretar. Creo entender que es un ataque contra la forma de pensar de los filósofos... pero de ser así también me parece muy generalista:
“En realidad es como muchos artistas: todo estilo, sin nada de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música, y todo el mundo sabe que las artes son egoístas. No obstante, no puede negarse que su voz tiene notas muy bellas. Qué lástima que todo eso no tenga sentido alguno o que no persiga ningún fin práctico!”
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