Lejos de Egipto
1980 • 347 pages

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Memorias sobre la infancia del autor André Aciman, famoso por Call me by your name; cuya honestidad respecto a su familia me ha sorprendido mucho.
Y aunque mi opinión final es muy positiva, estas vivencias me han dejado bastante descolocada.

Describe sin pelos en la lengua, las luces y las sombras (sobre todo estas últimas) de su familia, desde los años treinta hasta los sesenta, y viniendo de una cultura mediterránea, su concepto de familia es mucho más amplio que el núcleo directo, detallándote anécdotas de su bisabuela, los tíos y tías abuelos, familia política de estos, el servicio doméstico, sus abuelos, sus padres y por último él mismo.

Sus familiares son judíos sefarditas que emigran desde Turquía a Italia y luego a Alejandría, Egipto. Lejos de ser el prototipo de expatriados que se adaptan y se sienten acogidos en la sociedad de Egipto (como yo quería imaginarme), sorprende la forma en la que sus tíos y tías hablan sobre los egipcios, la política y la cultura local, siempre desde un punto de vista superior y despreciando muchas de las costumbres locales y haciendo gala de una cultura muy endogámica.

Por ejemplo, se refleja que la mayoría de ellos hablan con fluidez varios idiomas: ladino, turco, francés, griego, inglés etc, pero muchos se enorgullecen de no tener un gran dominio del árabe después de vivir allí casi 50 años. Llegan a tal punto que desprecian a sus vecinos porque son lo ellos que llaman judíos árabes, ya que proceden de Siria.

En general la familia manifiesta una tendencia muy europeísta, machista y un claro clasismo, si bien enseguida les encuentras las costuras teniendo un origen que no todos considerarán europeo (Turquía), habiéndose arruinado varias veces y llevando negocios de dudosa legalidad.

Este doble rasero no ayuda en que los personajes te generen simpatía, aunque es cierto que poco a poco, consigues empatizar con ellos e incluso cogerle cariño a algunos, al conocer también sus buenas acciones. Tampoco se corta en relatar la discriminación en algunos momentos muy descarada que sufrió su familia por ser judíos y mantener sus costumbres publicamente.

Lo que para mí ha salvado con nota está novela es el amor genuino que siente el autor por Alejandría, por esta ciudad que lo vio nacer y crecer, con sus barrios, su gente, sus playas, su ambiente cosmopolita que generaba una gran diversidad en sus habitantes, con árabes, judíos, koptos, griegos ortodoxos, ingleses, franceses, italianos, viviendo todos (más o menos) en armonía, ayudándose, conviviendo y celebrando juntos.

En las palabras del autor se palpa la nostalgia por una infancia privilegiada que ya apunta a su fin con el éxodo de la familia cuando acaban siendo expulsados de Egipto durante el gobierno de Nasser, dando título a este conjunto de historias y añoranzas.

Por último quiero resaltar los fragmentos que más me emocionaron donde describe el veraneo en la playa, que tanto se parecen a los míos y su relación estrecha con el mar.
Este tipo de historias que tienen en común nuestro mar Mediterráneo, me ayuda a confirmar una idea que siempre ha rondado en mi cabeza: A pesar de nuestras diferencias y la distancia; este mar nos ha hecho compartir, desde hace milenios, muchísimas cosas, incluyendo cultura, gastronomía, costumbres, filosofía e incluso la forma en como nos relacionamos. Es muy curioso que siendo vivencias que se distancien más de 60 años en el tiempo, me recuerden a las mismas historias que me contaba mi abuela sobre su propia familia.


“Allí me encaramé al muro de piedra y me de espaldas a la ciudad, cara al mar, [...] Vuelto de cara a la noche miré a las estrellas, y me dije allí está España, luego Francia, a la derecha Ittalia, y siguiendo recto, la tierra de Solón y Pericles. El mundo es eterno e infinito, y pensé en todos los navegantes naugrafados y sin hogar que habían reparado sus naves dañadas, rogando por que soplara el viento, para luego, para cuando llegasba hora, mostrarse duditativos y renuentes.

Clavé la vista en el parpadeo de los pequeños barcos de pesca, cerca del horizonte, que siempre estaban allí por las noches, y observé a un grupo de niños por la playa [...] Y de pronto al tocar la superficie granulada y húmeda del muro supe que recordaría para siempre aquella noche en años venideros recordaría haberme sentado allí embargado por una confusa nostalgia, mientras escuchaba cómo el agua lamía las rocas gigantescas debajo del paseo [...]

Quería regresar al día siguiente por la noche, y al siguiente, y también al siguiente por que intuí que lo que hacía tan dolorosa la partida era saber que habría otra noche como aquella [...] jamás sentiría la belleza desconcertante y súbita de ese momento, en el que quizás solo por un instante me había descubierto añorando una ciudad que hasta entonces no sabía que amaba.”

#RetoPaises #Egipto

February 13, 2024