Coqui

Romance de lobos, última parte de las Comedias Bárbaras, abarca la última etapa del caballero Don Juan Manuel Montenegro. Si bien conocemos a este personaje en [b:Cara de Plata 35436297 Cara de Plata Ramón María del Valle-Inclán https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1497474512l/35436297.SY75.jpg 5089709] (o [b:Águila de blasón 15459252 Águila de blasón (Comedias bárbaras, #2) Ramón María del Valle-Inclán https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1392626961l/15459252.SY75.jpg 21115596] , en función de qué orden de lectura se siga) y se nos presenta en un inicio como un temible dominador sin escrúpulos, en esta parte vemos como ello ya es cosa del pasado. El otrora desvergonzado y mujeriego caballero ha ido decayendo paulatinamente a causa de la edad y los infortunios de la vida, y no es más que una sombra de lo que fue; una sombra que se dispone a aceptar su inminente muerte.Decir que a lo largo de las Comedias Bárbaras Don Juan Manuel se convierte en una figura que podemos llegar a apreciar me parecería ir demasiado lejos. Pese a todo, sigue siendo una figura mezquina y arrogante que no se dobla ante nadie. Pero sí observamos un desarrollo que nos da para pensar. Vemos su caída y, alegóricamente, la caída de la sociedad. Los grandes dominadores medievales del pasado mueren y su carne putrefacta y vieja se convierte en carroña, festín de los buitres de sus mismos hijos. Es una historia trágica, pero esto no sería una historia de Valle-Inclán si no la tiñera de un humor macabro y desagradable, dando un resultado agridulce.Cara de plata tiene su valor en su carga esperpéntica, pero agradezco que Águila de blasón y Romance de lobos nos brinden un análisis tan profundo a la figura del caballero. Con todo, he sentido esta última parte algo más floja que las otras dos, y no estoy muy seguro de cuál es el motivo.En conclusión, y como comentario final a la trilogía entera, Valle-Inclán crea un mundo único y pervertido sirviéndose de una ambientación medieval en su amada Galicia y de personajes tanto odiosos como amargamente cómicos. Cara de plata es probablemente la que mejor capta la ambientación deformada y esperpéntica, y no es de extrañar, ya que fue la última en ser escrita. Es la clásica historia medieval del guapo caballero que se dispone a salvar a su amada de un monstruo, con el detalle de que el monstruo es en este caso Don Juan Manuel Montenegro, el mismo Diablo.Águila de Blasón nos da una perspectiva mucho más amplia y profunda de quiénes son los Montenegro y cómo es la personalidad del Caballero. Puede que no sea tan oscura ambientalmente como la anterior, pero brilla por sus personajes y, especialmente, por el Mayorazgo.Romance de Lobos es sin duda la más dramática de las tres, pero eso no impide Don Galán sazone las escenas con sus comentarios cómicos y lleguemos a reírnos de lo trágico.

Se nota que este es el comienzo original de la historia. Por mucho que [b:Cara De Plata 31447283 Cara De Plata (Coleccion austral ; no. 651) Ramón María del Valle-Inclán https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1471221322l/31447283.SY75.jpg 5089709] suceda en un tiempo anterior al de Águila de Blasón y [b:Romance de lobos 56157660 Romance de lobos (Comedias bárbaras, #3) Ramón María del Valle-Inclán https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1607077238l/56157660.SY75.jpg 1854269] , aquí es mejor presentada la situación y quién es Don Juan Manuel Montenegro realmente. Además, se nota cierta discontinuidad entre la primera y esta segunda parte por razones obvias, pues no solo las separa un plazo de trece años, sino que no fueron escritas siguiendo un orden cronológico.La obra de teatro nos cuenta los hechos sucedidos a Don Juan Manuel Montenegro, cruel y desvergonzado soberano que impone su voluntad de manera despótica, como recuerdo de tiempos pasados en un mundo que le comienza a sobrepasar.En este caso observamos una predominancia innegable de la influencia modernista de Valle-Inclán sobre su incipiente tendencia esperpéntica, que, no obstante, no priva a la obra de ese sentido del humor torcido que se recrea en las escenas más grotescas y desagradables, puede que incluso más que su predecesora. Las acotaciones de extraordinaria belleza y valor literario sumadas con una historia desgarradora y truculenta que no deja de bromear sobre sí misma resultan en una mezcla desagradable a la vez que fascinante a la que no puedes dejar de mirar.Más allá de la historia y sus acotaciones, en Águila de Blasón gozamos de un análisis mucho más profundo sobre la figura del Caballero Don Juan Manuel, mientras que es Cara de Plata quien queda relegado a un segundo plano casi anecdótico. El Caballero presentado en la primera parte como una deformación grotesca, varonil y tan terrible como el diablo mismo recibe un trato mucho más humano esta vez. Nadie osa llevarle la contraria y no queda duda alguna de lo temible, carismático y poderoso que es. Mas también vemos esta vez su otra cara, la de un padre profundamente dolido por la traición de sus hijos y un hombre en el invierno de su vida, que va bajando poco a poco las revoluciones y teme morir solo y abandonado.Puede que [b:Cara De Plata 31447283 Cara De Plata (Coleccion austral ; no. 651) Ramón María del Valle-Inclán https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1471221322l/31447283.SY75.jpg 5089709] resulte una obra mucho más grotesca y oscura, pero en cierta manera Águila de Blasón hace un mejor trabajo dotando de profundidad al relato, tanto a los hechos como a los propios personajes, y crea expectación por la última parte de las Comedias Bárbaras.

Resulta complicado y erróneo puntuar un diario personal. Anne deja por escrito sus miedos, quejas y divagaciones a su diario confidente, y no hay manera de dar una fría puntuación al respecto por la misma naturaleza privada del diario.

Dejando eso aparte, es una magnífica fuente histórica. Gracias a Anne nos adentramos a un mundo sucumbido en el terror y la monotonía. Como diario, muchas entradas pueden ser aburridas y repetitivas en sí mismas, pero nos hacen reflexionar como lectores que la misma autora no era ajena a esta monotonía, y sin duda le pesaba mucho más a ella que a nosotros. Además, desde finales de 1943 el libro gana valor por el crecimiento como persona de la autora y su desarrollo literario, muy apreciable.

Si bien la obra en sí es interesante como fuente histórica y de alcance profundo por la intimidad con la que la autora escribe (al tratarse de su propio diario), fueron las numerosas reflexiones de carácter filosófico, social, familiar y personal las que me tomaron por sorpresa y me hicieron apreciar más la lectura.
Es con esto con lo que me quedo y en lo que me baso para puntuar el diario; en sus reflexiones y evolución literaria.

Un buen comienzo con trazas esperpénticas para las Comedias Bárbaras. El ambiente es único y característico: una Galicia medieval, tierra sin ley donde reinan los impulsos más bajos y lo grotesco. Los personajes se deforman, la ambientación se oscurece y todo se siente como un sueño macabro, un delirio sin fin que augura un trágico desenlace para los Montenegro y el pueblo.

A ello se suman acotaciones narrativas de una belleza impresionante, una fusión entre esperpento y modernismo salteada por un interminable vocabulario arcaico y literario que se retuerce hasta su máxima expresión. Si bien contribuye a entrar en ese mundo medieval y místico, en ocasiones uno se pierde entre términos tomados del gallego o modismos del norte y puede llegar a ralentizar la lectura.

Con todo, ir parando la lectura para aprender y familiarizarse con los arcaísmos supone una impertinencia menor y en absoluto eclipsa la calidad y carisma de la obra. Es una vuelta a las historias medievales clásicas de antaño en la que el hermoso héroe se dispone a salvar a la princesa de las garras del malvado, pero pasada por un filtro que pervierte y deforma la realidad; una reverencia al pasado con un toque único y un detalle al arte por el arte, sin querer perderse en un significado final y trascendente.

Baroja escribe bien, y eso se nota independientemente de la historia o lo mucho que te pueda interesar. Este en concreto destaca por una minuciosa descripción de paisajes y las calles de Londres, nivel de precisión que puede no llegar a calar en ti si no te conoces la ciudad británica tan bien. Pero quitando eso, la historia no ofrece gran cosa y no hay tanta carga filosófica interesante como en el árbol de la ciencia.
En definitiva, es un cuadro de la sociedad londinense del momento. Es bonito de mirar por un tiempo hasta que te cansas.