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“Carrusel” es una novela corta de Berta Dávila. Tal como la magia multicolor y lentamente móvil de los carruseles, en nuestro país llamados “calesita”, nos envuelve en un vaivén de ideas, similar al suave balanceo de las olas del mar.

Es increíble que una autora logre hablar largo y tendido sobre matemáticas y que nos muestre la belleza que albergan a quienes no nos habituamos a recorrerlas.

Los recorridos por los padecimientos de salud mental familiares también nos sumergen en el mundo de la manicomialización y de lo que entendemos por “funcional” y “sano”, o “peligroso”. Dávila maneja estos temas con una sensibilidad y profundidad que nos invita a reflexionar sobre los estereotipos asociados con las enfermedades mentales.

En fin, una novela que ofrece tanto momentos de angustia, como profundas reflexiones, y una sensación reconfortante a pesar de los acontecimientos.

“Carrusel” nos brinda una experiencia literaria que, al igual que un paseo en una calesita, es tanto estimulante como reconfortante, dejándonos con una visión renovada por la complejidad y las vueltas de la vida.

En “Dorayaki” de Durian Sukegawa, nos encontramos con una obra que redefine nuestra comprensión de los personajes en la literatura oriental. Lejos de los arquetípicos “monjes zen” que encarnan la perfección, Sukegawa nos presenta figuras profundamente humanas, con defectos y aristas que los hacen irresistiblemente reales. Son personajes con mucha profundidad y con cosas inexplicables, como las personas “de carne y hueso”.

Sus comportamientos pueden parecer poco fundamentados, y hasta el que más nos agrada puede decir o hacer cosas que nos parecen hirientes. Este relato profundo mezcla la vida de personas que, de distintas maneras, han sufrido el estigma y la discriminación, y que intentan con todas sus fuerzas sobreponerse a los obstáculos que se les presentan. A veces también se rinden, pero no dejan de buscarse, de alojar en su corazón la esperanza, y de compartir gestos pequeños y enormes a su vez.

En definitiva, “Dorayaki” es una joya literaria que no solo cautiva por la autenticidad de sus personajes, sino que también invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza humana. Es una lectura indispensable para quienes buscan en la literatura una ventana sincera y conmovedora al alma humana.

Lectura de primera vez de esta reunión de relatos de Alejandra Kamiya, también la primera vez que leí a esta autora.
Sinceramente cuentos de una construcción maravillosa, que a veces en un cortísimo espacio de páginas logran explicar lo necesario y crear personajes y ambiente de una manera excelente.
El tono de todos los relatos es como de una tristeza calma, la melancolía que tienen las tardes de invierno, que siguen teniendo una belleza enorme a pesar de ser justamente tristes.
Marqué muchísimas oraciones para guardarlas, porque realmente son de una simpleza y una profundidad a la vez fantásticas.