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Cuatro cuentos de hadas con las características usuales del género: un mundo maravilloso e inverosímil, en que cualquier objeto o animal puede ser personificado; un maniqueísmo sencillo que permite lecturas moralizantes para niños; una tendencia a estructuras artificiosas y simétricas en que las oraciones se reiteran.
“El joven rey” tiene segmentos oníricos que me sorprendieron por sus ambientes diversos, por la manera gradual en que se presenta la maldad y por el impacto psicológico que ella tiene en el protagonista. El final, lamentablemente, me decepcionó. Creo que “El cumpleaños de la infanta” es el cuento de Wilde que menos me gusta: la historia se dilata en escenas y descripciones que no me parecen en absoluto interesantes (tanta insistencia del autor por señalar los detalles del lujo, nombrar cantidad de piedras preciosas, metales y otros objetos que a veces no puedo ni imaginar). Solo el final me produjo alguna impresión. “El pescador y su alma”, en cambio, es la pieza más especial de la colección, e incluye admirables pasajes, como los siguientes:
•”Lo que los hombres llaman la sombra del cuerpo no es la sombra del cuerpo, sino el cuerpo del alma. Yérguete en la playa de espaldas a la luna, y corta por los pies tu sombra, que es el cuerpo del alma, y ordénale que te abandone, y así lo hará”.
•”(...) con los aurantes, que encierran a sus muertos en las copas de los árboles y viven en oscuras cavernas por miedo a que el sol, que era su dios, pueda matarlos”.
•”-Aquí no hay otro dios que este espejo que ves, que es el Espejo de la Sabiduría. Todas las cosas del cielo y de la tierra él las refleja, excepto el rostro de quien se mira en él. No lo refleja, para que quien se mire en él pueda ser sabio. Existen muchos otros espejos, pero son los espejos de la Opinión. Este es el único Espejo de la Sabiduría. (...) Hice una cosa extraña, pero lo que hice no importa, pues en un valle que está a una sola jornada de aquí tengo escondido el Espejo de la Sabiduría”.
Por último, “El Niño-Estrella” es una historia de redención en que se establece la clásica relación entre bondad y belleza, y se enseña que las buenas acciones son recompensadas. No me gusta pero tampoco es un desastre ni se me hizo tedioso.