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Sin duda no me ha gustado nada este libro.
Al empezarlo, pensé que ofrecería otra perspectiva sobre la literatura y el motivo de que a los lectores nos invada tanto esa necesidad, que conocemos todos, de leer y algunas de sus desventajas.
Sin embargo, la primera sensación que me invade es que este libro es una estrategia pura y dura de marketing diseñado por y para la polémica y esta claramente destinado a vender y punto.
Es un ensayo que crítica el elitismo lector (la tendencia a leer clásicos, el sentirte mejor persona por el mero hecho de leer, la critica de algunos lectores a obras “banales” y de entretenimiento).
Aún así, en los siguientes capítulos veo reflejado este mismo elitismo en la autora.
En concreto sus palabras y sus actos me parecen hipócritas, ya que critica las costumbres y comportamientos de los lectores voraces y las consecuencias que (a lo mejor) te generan y luego continúa tranquilamente contando anécdotas como Profesora de Literatura Inglesa.
Además, como buena anglosajona que es, apenas sale de la Literatura Inglesa y comenta como algo rompedor el conocer la literatura estadounidense. (Obviamente el resto de literatura clásica y contemporánea de otros países, apenas existe para ella y casi no son dignos de mención).
Y tampoco pone como un ejemplo positivo ningún bestseller o algún libro más enfocado a entretener.
Y perdona Mikita, pero cuando una gran parte de tu vida te han rechazado por que te guste leer más que jugar al fútbol o salir de fiesta y a pesar de ello no has abandonado tu pasión, es natural que cuando encuentras aquellos que son como tú, se forme un grupo cerrado y aislado “contra el mundo”. A día de hoy ya no es tan habitual que alguien te mire raro por que te guste leer, pero yo todavía oigo comentarios de gente entona orgullosa que no le gusta leer y que no se ha terminado un libro es su vida.
Odio la crítica velada a la literatura de masas y comenta tranquilamente que la alfabetización de las clases bajas fue un golpe a la literatura, convirtiéndola en un producto de mercado. (Típico comentario elitista de alguien que se considera superior por no leer ciertos tipos de libros).
Lo único en lo que coincido es que la literatura es una puerta de escape a la realidad, para mi siempre lo ha sido, desde el minuto en el que fui capaz de leer un libro sola. ¿Puede distorsionar la realidad el exceso de libros leídos? Si, pero al final los libros representan un billete de solo ida para descubrir tu mundo y otros con las que no te habías ni a soñar.
Desde la España de la Postguerra, a Narnia, a la Rusia Zarista y Comunista, a Hogwarts, a la Fiebre del Oro, el Mundo de Tinta, el Bath de Jane Austen, Innsmouth, las Colonias de Ultramar, Gotham, la Irlanda desolada y mil sitio y personajes más.
En mi opinión un libro es también un arma de papel y tinta contra la ignorancia y la realidad que nos rodea. Los políticos, reyes y demás elites gobernantes siempre nos han querido felices e ignorantes, porque si nos paramos a pensar y a cuestionarnos nuestro día a día nos convertimos en criaturas peligrosas (¿A alguien le suena Farenheit 451?).
La ignorancia nos hace felices, pero la mayoría de lectores elegimos el saber, el descubrir y el sufrir y eso nos permite ver que todo puede pasar y a cualquier persona.