Colette tiene cincuenta y nueve años cuando, en 1932, publica Esos placeres (Ces plaisirs), cuyo título acabará siendo, en 1941, Lo Puro y lo Impuro. En ese momento se halla en la cumbre de su sensibilidad y de su estilo, que se nos muestra tan intenso en este libro de recuerdos en torno a algunas figuras de mujeres y de hombres “monstruosos”. En estas páginas reflexiona sobre treinta años de su vida parisina,sobre el opio, el alcohol y los demás placeres llamados carnales. He aquí un libro que comienza por las vibraciones íntimas del cuerpo, por esos deseos y esos placeres de los que nunca tenemos bastante, y que termina por la confesión de una “sed visual de pureza”. Se trata de un texto apasionante y diferente, de difícil clasificación dentro de la obra de la autora, a medio camino entre el reportaje, la entrevista y el libro de memorias, en el que Colette no habla de su experiencia, sino que enhebra itinerarios vitales de personajes que ha conocido, que exponen u ocultan sus pulsiones, y cuya actitud describe con sagacidad, para trazar un fresco de la sensualidad en todas sus combinaciones, del placer y sus miserias. En él se trasluce en filigrana el debatirse de unos seres perdidos entre la anhelada libertad y la tendencia a ser dominados, entre el deseo de un amor estable y compartido y la imposibilidad de lograrlo sin sumisiones. Yuxtaposición de personajes, a veces opuestos, a través de anécdotas y conversaciones entre las que el lector ha de encontrar –construir– el hilo de la reflexión que subyace; historias en la que no todo está dicho, sino sutilmente sugerido, y en las que con frecuencia encontramos contradicciones tan consustanciales a los personajes como inherentes a la propia Colette. Estamos ante un tratado sobre la complejidad de las relaciones sensuales en todas sus variantes, escrito por una profunda conocedora de la materia. Misoginia y celos, egoísmo, atracción irrefrenable y narcisismo agitan una galería de hombres y mujeres decadentes y derrotados, de vidas vacías sumidas en una continua angustia, de gentes en un callejón sin salida. Colette nace en 1837 en Saint-Sauveur-en-Puisaye (Yonne) y vive allí hasta su matrimonio, en 1893, con Henry Gauthier-Villars (Willy), por cuya instigación escribe la serie de las cuatro Claudine(1990-1904). Separada en 1906 y divorciada en 1910, se dedica al mimo sin dejar de escribir novelas o recuerdos: Diálogo de animales(Dialogue de bêtes), Retiro sentimental(Retraite sentimentale), Los zarcillos de la viña (Les Vrilles de la vigne), La vagabunda(La Vagabonde), El reverso del music-hall(L’Envers du music-hall) etc.. Publica artículos en Le Matin con cuyo redactor jefe, Henri de Jouvenel, se casa en 1912. Se divorcia en 1925 y se vuelve a casar en 1935 con Maurice Goudeket. Sus obras más importantes datan de los años 1920-1930: Chéri, La casa de Claudine(La Maison de Claudine), El trigo verde(Le Blé en herbe), El final de Chéri (La Fin de Chéri), El nacimiento del día(La Naissance du jour), Sido, La Gata (La Chatte). Miembro de la Real Academia de Bélgica (1936) y de la Academia Goncourt (1945), muere en París en 1954. Por su estilo y por la extensión de su obra, se encuentra entre los mejores escritores del siglo XX.
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