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El testimonio personal de una historia de abusos en el marco de una relación lésbica relatado con un estimulante virtuosismo literario. Cuando era una joven aspirante a escritora, Carmen Maria Machado conoció a una chica menuda, rubia, de clase alta, licenciada en Harvard, sofisticada y fascinante con la que inició su primera relación lésbica, después de varias experiencias sexuales con hombres. La chica poseía una idílica cabaña en Bloomington, Virginia: la casa de los sueños del título. Pero los sueños se convirtieron en pesadillas cuando la novia de Machado empezó a mostrarse celosa, controladora y paranoica, para luego acusarla de engañarla con todo el mundo y acabar agrediéndola verbal e incluso físicamente. Este libro es el testimonio de una relación tóxica, que en este caso no tiene como agresor a un varón heterosexual de mentalidad patriarcal y machista, sino a una lesbiana. Y este es un primer elemento que da valor al texto: la denuncia de la violencia en la pareja dentro de la comunidad queer. Pero la calidad excepcional de la propuesta de Machado va más allá: en lugar de quedarse en un mero ejercicio de testimonio personal, utiliza la historia vivida –y sufrida– para explorar más a fondo el tema, jugando literariamente con él. Y lo hace mediante la manipulación de los géneros narrativos –la novela romántica, la erótica, la de iniciación, la de terror...–, lo cual le permite contar su historia y reflexionar a la vez sobre cómo contamos todos las nuestras. El resultado: una nueva muestra del talento inmenso y transgresor de Carmen Maria Machado, una de las voces femeninas más radicales y lúcidas del panorama literario contemporáneo, capaz de combinar la exploración formal con una transparencia absoluta en el relato de la experiencia vivida y la sexualidad. El libro es una pirueta literaria brillantísima y seductora, así como un testimonio de una sinceridad arrolladora sobre los abusos emocionales y físicos.
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Carmen Maria Machado es una excelente narradora. Todo el libro es un ejercicio de escritura: en cada capítulo utiliza la casa de los sueños como metáfora para explicar la situación que vivió con su pareja. Su decisión de no contar la historia completa ni contarla de manera lineal me parece muy acertada, ya que favorece que otras personas que hayan vivido una relación tóxica puedan sentirse identificadas. Es decir, su historia personal sirve de vehículo para problematizar cuestiones colectivas como la manipulación psicológica, que al no llegar a la vi0lencia física es desacreditada; o el silencio archivístico (como Marchado denomina la ausencia de testimonios registrados) en torno a la vi0lencia ejercida por mujeres queer.
En resumen, se trata de un libro muy bien escrito cuya temática está a la orden del día. Además, si, como es mi caso, has pasado por una situación similar, es probable que te ayude a verbalizar lo ocurrido, aunque por momentos puede resultar muy duro verse reflejada en sus palabras. Esta es, desde luego, una lectura necesaria para combatir esas lagunas de información, esos “Huecos que hacen imposible que uno se dé contexto”. Como indica Machado en el prólogo, “Las memorias son, en esencia, un acto de resurrección. [...] Introduzco en el archivo que la vi0lencia doméstica entre compañeras que comparten la identidad de género es posible y además no poco corriente, y que puede parecerse a esto. Hablo en el silencio. Tiro la piedra de mi historia a una vasta grieta; midan el vacío por el poco ruido que hace.”